martes, 24 de marzo de 2020

Visita de verano. Final

Era el final de mis vacaciones de verano. Ya era hora de volver a la universidad. Sería mi tercer año en la carrera y estaría viviendo con dos compañeros de habitación. Habíamos vivido juntos en una habitación de cuatro personas en una residencia de estudiantes nuestros dos primeros años. Y ahora habíamos alquilado una casa de tres dormitorios. Donde nos iríamos a vivir tres de mis compañeros. El otro había decidido irse con su novia hacía tiempo. Todo estaba funcionando de maravilla. Tener una habitación para cada uno de nosotros nos permitiría traer nuestras novias durante la noche y no molestar a nadie.

Mi madre había viajado hasta la universidad para traerme a casa al principio del verano. Porque yo no tenía coche todavía. Uno de mis compañeros de habitación si que tenía. Él era bastante solidario, ofrecía su coche para llevarnos a todos a la universidad todos los días y para ayudar a hacer recados por el campus y la ciudad.

Pero antes de instalarnos por completo y empezar a vivir en nuestro nuevo apartamento y antes de empezar el nuevo curso, mis amigos iban a venir a mi pueblo, para así descansar de sus familias y de la ajetreada vida de la ciudad. Además quería que conocieran a mi madre.

lunes, 23 de marzo de 2020

Sumisa y yo. 3

Estamos en el ático de un edificio muy alto. Sin mediar palabra te atraigo hacia mí, y te inmovilizó contra el gran ventanal. Te arranco la ropa, rompiéndote el tanga que uso para amordazarte. Solo con eso ya has empezado a humedecerte y sin contemplaciones te la meto tan fuerte que en cada embestida tienes que ponerte de puntillas mojándote cada vez más.

Te oigo gemir a través de la mordaza y tu cara aplastada contra el cristal tiene una expresión de miedo, pero tus ojos me hablan de excitación, así que te doy más fuerte aun, mientras que nuestras respiraciones empañan el cristal. Te arranco de la boca ese trozo de tela babeado solo por el placer de oírte jadear cuando el orgasmo se acerca y las piernas te tiemblan mientras que mis manos te sujetan impidiendo que te escapes.

domingo, 22 de marzo de 2020

Sumisa y yo. 2



Te he hecho acudir a la cita con un traje de ejecutiva sin nada debajo, caminado por la calle con tus grandes tetas y tus pezones duros por la excitación. Llamando la atención de los hombres que te susurran guarradas al pasar, y las mujeres mascullan insultos por tu pinta de puta de lujo.

Ahora estás aquí, un apartamento vacío con suelos de madera. Pasas un poco insegura e inmediatamente me coloco a tu espalda, para vendarte los ojos. Hoy no sabrás quien soy, has venido hasta aquí para ser usada por un desconocido, por alguien al que ni siquiera veras la cara. Te ato las manos detrás de la espalda lentamente con una mezcla de ritual y brusquedad. Puedes sentirme caminar a tu alrededor, observándote, disfrutando de tenerte indefensa para mí. Cuando menos lo esperas, doy un tirón a tu camisa haciendo saltar los botones. Tus tetas salen desbordantes, las acaricio dulcemente mientras chupo los pezones para luego amasarlas con crueldad. A ti, cegada por la venda en los ojos, cada movimiento te coge por sorpresa, haciéndote gemir.

sábado, 21 de marzo de 2020

Sumisa y yo

Esta vez la cita es a media noche en un hotel de lujo.

Puedo escucharte al otro lado de la puerta, ya has metido en la cerradura la llave de la habitación 502 que te envié; pero te has quedado en el pasillo dudando si lo que haces está bien. Si el placer que te doy compensa la forma en que te trato. El vicio gana la batalla y cuando entras en la habitación, me encuentras sentado con una copa en la mano.

- Desnúdate, es lo único que te digo con un tono de voz calmado y frío.

Comienzas a desabrocharte los botones de la camisa dejando a la vista que has cumplido mis instrucciones de llevar lencería negra. Vas cogiendo confianza y me miras buscando mi aprobación.

viernes, 13 de marzo de 2020

Adicta el semen. El principio

Voy a contaros una experiencia sexual que tuve hace dos años, en Nochevieja. En ella sabréis cómo fue la primera vez que sentí el semen de un hombre en mi boca. Tenía curiosidad por saber cómo sería, qué se sentiría, pero nunca había tenido el valor suficiente como para chuparle la polla a alguno de mis novios hasta el final. Simplemente, no me parecía atrayente la idea de tener esperma en mi boca.

Una noche, mi novio y yo estábamos en la cama y tras una hora de preludio amoroso, Luis me preguntó si podía chupársela. La idea de meterme la polla de un hombre en la boca no me molestaba, aunque la tenía toda cubierta de mis propios jugos. Era el hecho de dejar que eyaculase en mi boca lo que no podía aceptar. Complacientemente me tragué su polla y empecé a chuparla. Luis me enseñó a deslizar la mano de arriba abajo por su miembro, mientras él metía y sacaba su palpitante polla de mi boca. Le chupé la polla hasta dejarle al borde del orgasmo, aterrorizada solo de pensar que podía correrse en mi boca. La saqué de entre mis labios y empecé a hacerle una paja con la mano.

sábado, 7 de marzo de 2020

El masajista

I

La organización de esta escapada de fin de semana había resultado complicadísima. A mi marido le habían invitado a un evento corporativo durante el fin de semana que sólo implicaba trabajo todo el viernes y la mañana del sábado pero cubría todos los gastos del acompañante en un hotel de lujo en Santiago de Compostela. Hace tiempo que quería visitar esa ciudad, así que finalmente me animé a aceptar la invitación y acompañarle, aunque no suelo ir con él a estas reuniones.

Para llegar a Santiago el viernes por la tarde tuve que salir directamente de la oficina al aeropuerto, sin pasar por casa y sin poder cambiarme, así que llegué al hotel a las 6 de la tarde vestida, maquillada y con zapatos de tacones. Lo único que me apetecía era llegar a la habitación donde acordamos que me esperaba mi marido, que supuestamente ya habría terminado la reunión del día y quitarme esta ropa, ducharme, relajarme y disfrutar de la tarde-noche. Pero según estaba pensando esto recibí el siguiente mensaje de mi marido: "cari, la reunión se va alargar y no he dejado tus datos para que te autoricen a entrar en la habitación, tendrás que esperarme en el bar del hotel, tómate una margarita pensando en mí, podrás cargarla a la habitación 257, no creo que tarde mucho más, un beso". ¡Así que empezamos bien! Ahora tengo que esperar en el bar sola, incómoda y cansada... ¡ya me ha liado este, por eso no vengo a sus viajes de trabajo!

viernes, 6 de marzo de 2020

Visita de verano. Parte 3



Este estaba siendo un verano memorable para mí. Después de terminar mi segundo año en la universidad había vuelto al pueblo para el verano. Estaba esperando que fuera una estancia aburrido. Sólo yo y mamá en nuestra casa y los abuelos al otro lado del pueblo. Un largo y perezoso verano.

Entonces mi tía Eva vino de visita y follamos como locos. Nunca hubiera imaginado que era tan puta, y me encantó. Todo el mundo debería tener una tía tan ‘’amorosa’’. Yo la utilicé como ella quería que la utilizará y ella a mi por igual. Fue totalmente increíble.

Ella tenía que volver con su hija, mi prima Andrea. Andrea pronto iba a ser parte de un grupo de danza en la ciudad más grande de la capital. Ella era bailarina. Había estado bailando desde que era una niña y ahora a los dieciocho años estaba recibiendo su gran oportunidad de convertirse en lo que siempre había querido ser. Una bailarina profesional. Después de que Eva su fuera, dos o tres semanas después mi tía Marta llegó a visitar a los ancianos y se quedó con nosotros. Y otra vez, me sorprendió y alegró al descubrir que era una puta también. A pesar de que era profesora en un colegio, ellan quería follar y chupar la polla de su sobrino. Mi familia era tan jodidamente genial.

Visita de verano. Parte 2

Primera parte:https://mr-taboo.blogspot.com/2020/03/visita-de-verano-parte-1.html



PARTE 2

Mi tía Eva se marchó y la echaba mucho de menos. Cada noche tenía sueños eróticos con ella y cada día me masturbaba recordando su cuerpo desnudo. Y poco a poco se fue metiendo en mi cabeza un pensamiento sexual hacía mi madre, si había podido follarme a mi tia…¿Por qué no iba a poder con mi madre?

Al pueblo siempre volvíamos la familia alguna vez al año para visitar a mis abuelos que vivían en la otra punta del pueblo respecto a la casa de mi madre, donde yo estaba. Y cada vez que venían mis tias Eva o Marta, o mi prima Andrea, siempre pasaban la noche en casa de mi madre para evitar ser una carga para mis abuelos. Ya eran mayores.

Y como era verano y época de vacaciones mi tia Marta nos dio una sorpresa con su visita. Yo no lo esperaba para nada y fue toda una alegría. Y también iba a dormir en la otra cama de mi cuarto, donde dos semanas atrás mi tía Eva y yo follamos como animales. Marta era alta, con pechos pequeños, y delgada, parecía la hija adoptada por que no se parecía mucho a las mujeres de la familia, solo se parecía en el color del pelo, castaño, pero se lo pintaba y se lo ponía rubio. Siempre hubo bromas sobre su posible adopción, pero mis abuelos siempre lo negaron.

lunes, 2 de marzo de 2020

Luna Escarlata. Relato completo



I

En aquella época yo era un adolescente. Tenía 15 años y las hormonas revoloteando, cada chica que veía me excitaba y muchas veces me empalmaba, a veces hasta en medio de clase. El primer día de clase, llegaron nuevas alumnas, una de ellas era Amanda, una chica de mi edad, delgadita y pelirroja. En clase no podía evitar observar su culo que, aunque no era grande era apretadito y respingón y unas tetas pequeñas.

Durante dos semanas me era imposible no quedarme hipnotizado por esa chica, me excitaba, mi polla se ponía dura pero no llegaba a empalmarse del todo. Como os decía tras dos semanas no paraba de pensar en ella, en casa me pajeaba pensando en ella, sin embargo, un día en educación física llegué a una excitación extrema. Aquel día teníamos que correr en el patio del instituto durante 20 minutos así que toda la clase comenzó a correr a eso de las 10 de la mañana.

Mientras corría no podía dejar de observar a Amanda sudada, por su cuello caía gotas de sudor y no paraba de pensar en cómo estaría su coño. A cada minuto que pasaba me ponía más y más cachondo. Tras terminar de correr nuestro profesor nos dejó juego libre, las chicas empezaron a jugar volleyball y los chicos fútbol, durante un rato pude olvidarme de Amanda.

Luna Escarlata: Capítulo 3


III

En aquél video se mostraba como yo arrodillado recibía la lluvia dorada y Amanda la mia. Como follábamos y como nos corríamos juntos. Pero nunca hubiéramos imaginado quien no había grabado.

Al terminar las clases Amanda y yo fuimos hacia un parque cercano al colegio para hablar. Llegamos a un banco y yo me senté.

—¿Quién no habrá grabado? ¿Viste a alguien antes de entrar al baño?— Me preguntaba Amanda visiblemente muy asustada.

—No, no había nadie.

—¿Y después de ti nadie de la clase salió?

—No…nadie.

—Tengo miedo.

—Lo sé, pero si, sea quien sea, hubiera querido subirlo ya estaría en internet y lo ha habría visto todo el mundo. Esperemos a ver que pasa. — contesté yo en un afán de tranquilizarla.

domingo, 1 de marzo de 2020

Visita de verano. Parte 1




Había llegado el final del curso académico y había vuelto a casa por verano. Mi madre, Anastasia, tiene su trabajo en la ciudad por lo que generalmente siempre he tenido la casa para mí solo. Me encantaba correr desnudo por toda la casa y matar mi tiempo haciéndome pajas mientras veía porno en el ordenador. A mi adolescencia, antes de ir a la universidad, la recuerdo como una época bastante divertida. Llena de pajas hasta que empecé a follar, incluso después también.

Mi madre tenía cuarenta y dos años. Era una mujer hermosa. Me la hubiera follado sin dudarlo, pero nunca conseguí un ambiente para lograr eso. Y yo nunca traté de seducirla. Era el niño de la familia, e hijo único. Y siempre había conseguido lo que quería, hasta cierto punto, claro. No éramos ricos, pero mi madre lo hizo suficientemente bien para que nunca nos faltara de nada después de la muerte de mi padre, cuando yo era muy pequeño.

Mi madre tenía dos hermanas menores, una era mi tía Eva. Quién se había casado y divorciado dos veces, y fruto de su primer matrimonio nació mi prima Andrea. Y mi tía Marta, quien nunca se había casado y en la familia era muy criticada por su homosexualidad y por todas las mujeres con las que se había acostado. Para mi no era algo raro, yo solo quería que fuera feliz.

Aquél verano mi tía Eva decidió venir para una visita. Me gustaba mi tía Eva. Era lo que llamaban un espíritu libre. Siempre era divertido estar con ella. Era muy atractiva. Debe ser genética por que todas las mujeres de mi familia cuentan con un gran atractivo. Incluso mi abuela, con sesenta años, levantaba pasiones entre los hombres más jóvenes del pueblo. Las tetas de mi tia Eva tenían la misma forma que las de mi madre, grandes y en su sitio. Tenía el pelo castaño, largo y ondulado. Unas curvas despampanantes y un culo increíble.