miércoles, 15 de abril de 2020

El juguete de mi hermana. Parte 2



Hizo un calor terrible aquel día. El sol brillaba muchísimo desde lo alto del cielo y la gente que iba por la calle se cocía como gambas. Por suerte, dentro de la habitación, había aire acondicionado y se estaba bastante fresquito. Después de comer, no pude resistir la tentación de echarme a dormir una larga siesta. Puse el aire acondicionado al máximo y me tapé con la sábana antes de dormirme.

-Oscar, Oscar, ¡Oscar! ¿Te quieres despertar ya?

Fue lo que oí mientras alguien agitaba mi cuerpo. Abrí los ojos y vi a mi hermana.

-Eres peor que una marmota ¿Lo sabías? Vístete que nos vamos a dar un paseo.

Cerré los ojos de nuevo y recordé los viejos tiempos en los que ella insistía en vestirme con su ropa de niña pequeña. Sin saber por qué, y olvidándome de mi tan preciada autonomía personal, me vestí y la seguí hasta donde quisiera ir.

El juguete de mi hermana. Parte 1

El día que todo empezó, leía un libro tumbado sobre la cama del hotel. La puerta del balcón estaba abierta y la brisa veraniega que venía de la playa de al lado acariciaba plácidamente mi cuerpo. Era de noche y la temperatura había bajado lo suficiente como para volverse agradable e invitar al sueño. Pero, por desgracia, no podía dormir. Aquellas vacaciones, gracias a que papá había preferido dejar de hacer horas extra, tenía que compartir habitación con mi hermana Juana y no me quedaba otro remedio que esperar a que ella saliese del baño para poder apagar la luz.

Nunca me llevé muy bien con ella, al menos, no todo lo bien que parece que se llevan el resto de hermanos. Juana es la mayor de los, cinco años y tres meses exactamente, y podría decirse que siempre me vio como si fuese uno más de sus juguetes. ¿Quién querría jugar con muñecas si pudiese hacerlo con algo mucho más realista? Ese era su lema porque no dudó nunca en hacer conmigo todo lo que una niña hubiese hecho con una Barbie.

viernes, 3 de abril de 2020

Las gemelas



Las gemelas. 

El principio de todo. 

Alicia y María, gemelas de nacimiento. Alicia había nacido cuatro minutos antes por lo que la convertía en la mayor, aunque a María esto le interesaba poco a pesar de los esfuerzos de su hermana de recordárselo día y noche. También tenían otro hermano, mayor. Antonio, pero el hacía tiempo se había independizado del núcleo familiar y vivía con su novia.

Eran dos chicas muy atractivas, compartían el rubio con mechones castaño de sus cabellos, ojos azules y el rostro, aunque la cara de María era algo más circular y la de Alicia más fina, aún así esto era lo de menos. Lo más espectacular era la diferencia de sus cuerpos, Alicia era una chica de estatura media, delgada, con tetas pequeñas pero grandes caderas y un culo increíblemente precioso que hacía que todo aquél que la mirará se calentara. María por su parte era unos centímetros más alta que Alicia, algo más robusta que su hermana, un buen culo, pero la gran diferencia eran sus dos tetas, no era enormes, pero si eran bastante grandes a comparación con las de su hermana, y ella lo sabía. No tenía problema alguno en ponerse escotes, incluso ropa con la que se transparentara su cuerpo y así enseñar sus tetas.