viernes, 31 de enero de 2020

Celia...la mejor amiga de mi novia. Infidelidad.

Capitulo 1

Lo que voy a contar es totalmente cierto. Ocurrió hace unos años yo salía con una chica preciosa. Rubia, ojos azules, buen cuelo y buenas tetas, pero su mejor amiga me atraía mucho. Ella, su mejor amiga, Celia, era bajita, ojos marrones, pelo color azul, tetas pequeñas pero redondas y levantadas y un culo espectacular.

Era fin de año e íbamos a celebrarlo en casa de mi novia con amigos y amigas, entre ellas Celia. La fiesta empezó pronto, a las 11 de la noche habíamos terminado de comer, y esperábamos las campanadas. Celia iba preciosa, con una camisa con estampado de flores y algo transparente, se podía observar su sujetador azul. Llevaba una falda corta de cuero que le quedaba espectacular, medias de rejilla y tacones.

jueves, 30 de enero de 2020

Mi hija Sandra. Capitulo 1

AVISO: El siguiente relato erótico contiene zoofilia, incesto, y fetichismos.

Capitulo 1

Tal vez no sea el mejor padre, sin embargo, a mi hija nunca le faltó de nada, ni ropa, ni comida, y mucho menos amor. Aunque su madre y yo ya estábamos divorciados, entre nosotros había una buena relación de amistad, por lo que yo me llevaba a Sandra a mi casa o de paseo siempre que quería, no había ningún problema.

Mi hija Sandra es una chica joven, aún en el instituto. Es morena, y delgada, y como hombre no puedo evitar decir que su cuerpo es muy atractivo. Su piel es morena, su pelo liso y negro. A pesar de ser delgada tiene un culo respingón y redondito. Y sus tetas pequeñas pero bonitas.

Nunca antes había visto a mi hija en un plano sexual hasta que llegó aquella experiencia que cambió nuestra vida para siempre.

miércoles, 29 de enero de 2020

No es fácil ser madre. Continuación...

Capítulo 1: https://mr-taboo.blogspot.com/2020/01/no-es-facil-ser-madre.html

Capítulo 2

¿Permitir que mi hijo me folle? ¿O parar ahora que estamos a tiempo?

‘’No tengo que decidir ahora’’ me contesté a mi misma.

Durante semanas Pedro, mi hijo, y yo mantuvimos sesiones de sexo sin llegar a penetraciones. Él siempre estaba dispuesto para mí, y yo para él.

Llegó el verano y yo seguía sin decidir nada sobre mi hijo, cuando a David, mi esposo, se le ocurrió la idea de irnos de vacaciones. Buscamos por internet sitios para irnos a veranear y finalmente nos decidimos por un apartamento en frente de la playa en la costa de Mallorca.

El apartamento estaba enfrente de una de las playas más bonita que había visto en mi vida. Al llegar e instalarnos pensé que sería buena idea, así estaríamos los tres juntos y yo no tendría tentaciones con Pedro. A la mañana siguiente de llegar bajamos a la playa, encontramos un buen lugar para poner las toallas y sentarnos. Mi hijo y yo nos acariciábamos pero sin ningún interés sexual, caricias madre e hijo. Pero cuando mi marido dijo que se iba a tomar una siesta, se me ocurrió que podría pasar un rato a solas con Pedro.

No es fácil ser madre


Capítulo 1

Me llamo Carolina, y contaré como empezó mi relación incestuosa con mi hijo.

Primero me describiré para facilitar la lectura. Soy una mujer de 42 años de edad, morena, pelo negro, alta, y con curvas. Mis tetas aunque algo caída son grandes tengo un grandioso culo. Mi hijo por su parte es un adolescente muy inteligente, y delgado.

Todo empezó cuando mi hijo Pedro al llegar a casa después de clase me contó que su instituto iba a hacer una cena formal madres e hijos y me preguntó si me gustaría ir. Obviamente acepté la invitación, me parecía muy tierno que mi hijo quisiera que fuera con el a aquella cena.

El día de la cena no sabia que ponerme, porque aunque no quería ponerme sexy tampoco quería parecer una monja. Después de un rato buscando en el vestidor y probándome prendas me decidí por un vestido rosa que me llegaba hasta las rodillas, y con un escote no muy sugerente.

Antes de cenar nos hicimos fotos todos juntos, y mi hijo insistió en hacerme una a mí sola. La cena no fue un acto muy interesante, charlas con las madres y poco más.

Luna Escarlata, Parte 2

Capítulo 1: https://mr-taboo.blogspot.com/2020/01/luna-escarlata.html

Capítulo 2

El día siguiente entré a clase como de costumbre con sueño y sin ganas de nada, me senté en mi pupitre y llegó Amanda, vestida con una falda negra que le llegaba a las rodillas, y una camiseta también negra con el logo de Batman a la altura de sus tetas, me encanta como venía vestida. Las primeras horas antes de recreo pasaron sin pena ni gloria. Pero después del recreo tocaba la asignatura recuperación de matemáticas. En esta hora mi clase se dividía en dos, unos íbamos a recuperación de matemáticas y otros de lengua. Mis amigos eran de lengua así que me quedé prácticamente solo en clase y me senté en la última fila de mesas, pero quien si estaba era Amanda, y se sentó a mi lado. Llevábamos 20 minutos de clase cuando Amanda pidió ir al baño y el profesor la dejó, cinco minutos después volvió. Se sentó a mi lado y debajo de la mesa cogió mi mano y me dijo —ábrela— la abrí y puso en ella un tanga suyo, –Me lo acabo de quitar, te lo doy pero la condición es que te masturbes aquí y ahora mientras yo lo veo.

Luna Escarlata.


Capítulo 1

En aquella época yo era un adolescente. Tenía 15 años y las hormonas revoloteando, cada chica que veía me excitaba y muchas veces me empalmaba, aveces hasta en medio de clase. El primer día de clase, llegaron nuevas alumnas, una de ellas era Amanda, una chica de mi edad, delgadita y pelirroja. En clase no podía evitar observar su culo que aunque no era grande era apretadito y respingón y unas tetas pequeñas.

Durante dos semanas me era imposible no quedarme hipnotizado por esa chica, me excitaba, mi polla se ponía dura pero no llegaba a empalmarse del todo. Como os decía tras dos semanas no paraba de pensar en ella, en casa me pajeaba pensando en ella, sin embargo, un día en educación física llegué a una excitación extrema. Aquel día teníamos que correr en el patio del instituto durante 20 minutos así que toda la clase comenzó a correr a eso de las 10 de la mañana.

Mientras corría no podía dejar de observar a Amanda sudada, por su cuello caía gotas de sudor y no paraba de pensar en cómo estaría su coño. A cada minuto que pasaba me ponía más y más cachondo. Tras terminar de correr nuestro profesor nos dejó juego libre, las chicas empezaron a jugar volleyball y los chicos fútbol, durante un rato pude olvidarme de Amanda.