miércoles, 29 de enero de 2020

Luna Escarlata.


Capítulo 1

En aquella época yo era un adolescente. Tenía 15 años y las hormonas revoloteando, cada chica que veía me excitaba y muchas veces me empalmaba, aveces hasta en medio de clase. El primer día de clase, llegaron nuevas alumnas, una de ellas era Amanda, una chica de mi edad, delgadita y pelirroja. En clase no podía evitar observar su culo que aunque no era grande era apretadito y respingón y unas tetas pequeñas.

Durante dos semanas me era imposible no quedarme hipnotizado por esa chica, me excitaba, mi polla se ponía dura pero no llegaba a empalmarse del todo. Como os decía tras dos semanas no paraba de pensar en ella, en casa me pajeaba pensando en ella, sin embargo, un día en educación física llegué a una excitación extrema. Aquel día teníamos que correr en el patio del instituto durante 20 minutos así que toda la clase comenzó a correr a eso de las 10 de la mañana.

Mientras corría no podía dejar de observar a Amanda sudada, por su cuello caía gotas de sudor y no paraba de pensar en cómo estaría su coño. A cada minuto que pasaba me ponía más y más cachondo. Tras terminar de correr nuestro profesor nos dejó juego libre, las chicas empezaron a jugar volleyball y los chicos fútbol, durante un rato pude olvidarme de Amanda.




Quince minutos antes de terminar la clase todos nos dirigimos a los vestuarios a cambiarnos por orden del profesor ya que quería terminar la clase hablando con nosotros. Las chicas se fueron a su vestuario y los chicos al nuestro. Yo estaba muy empalmado y por vergüenza me senté en los asientos del vestuario haciendo tiempo con el móvil hasta que mis compañeros se fueran y mi erección se bajara, por cuenta propia o con una paja. Tras unos minutos todos se habían cambiado y empezaron a salir hacia el patio, mi erección por fin bajó, así que me duche, me cambié de ropa y me dispuse a salir, pero al salir vi a Amanda saliendo la última del vestuario, acababa de ducharse y se había puesto un top blanco muy apretado y un pantalón rojo muy ceñido y mi polla volvió a ponerse en pie. O me hacia una paja o no podría salir del vestuario, la excitación me llevó a pensar que podría colarme en el vestuario de las chicas, buscar dentro de la mochila de Amanda y pajearme con su ropa interior, así que me dirigí a hacerlo. Entré en el vestuario y reconocí la mochila negra de Amanda, la abrí y dentro había una bolsa con ropa dentro, la saqué y de dentro saqué su tanga muy mojado. Me senté en los asientos del vestuario de chicas, me bajé los pantalones y oliendo el tanga de Amanda me empecé a masturbar. Cerré los ojos y me masturbaba muy rápido y muy fuerte con el tanga de Amanda alrededor de mi polla hasta que me corrí, grandes chorros cayeron en el tanga. Al abrir los ojos vi a Amanda apoyada una pared observandome mientras se mordía el labio inferior.

No dijo nada, solo fue acercándose hacia mi mientras se quitaba las zapatillas, se bajaba los pantalones y se quitaba el tanga limpio. Se puso enfrente de mi, no sabía que hacer, no sabía cómo reaccionar. Ella sonriendo cogió su tanga lleno de sudor y semen de mi polla, introdujo sus piernas por los agujeros del tanga y empezó a subírselo mientras me miraba. Con dos de sus dedos cogió restos de semen del tanga, se lo apartó del coño y se introdujo los dedos embadurnados de mi leche en su coño, los sacó y los chupó. Cogió los pantalones, se los subió, y se puso las zapatillas. Se dio media vuelta y antes de salir por la puerta se giró y lo único que dijo fue:—ya hablaremos pajero— y se fue riendo.

Aquel día en el que Amanda me pilló masturbándome y corriéndome con su tanga, el mismo que ella se puso después. Aquel día, yo no era capaz de mirar a Amanda a la cara, me sentía avergonzado a la vez que muy cachondo recordando como había cogido con su dedo índice y corazón mi semen y se los había introducido en su coño, pensar que dentro de su coño iba restos de mi leche no me dejaba concentrarme en clase. Ese día las clases terminaron y yo me dirigí a mi casa. Después de lo que había pasado por la mañana tenía claro que seguramente me pasaría el día masturbándome. Llegué a casa, no había nadie, comí y me tiré en la cama de mi habitación con la idea de masturbarme. Me bajé los pantalones, mi polla estaba ya en posición, pero cuando mi mano empezaba a coger mi polla la cerradura de mi casa empezó a girar, era mi madre, quien me cortó el rollo, así que decidí dejar mi vis a vis con mi polla y el recuerdo de Amanda para la noche.

Mi madre llegó y tuvimos una conversación normal de madre e hijo: ‘’¿Qué tal las clases?, ¿has comido?’’. Seguidamente encendí el ordenador de mesa que teníamos en el salón y me senté en la silla enfrente. En aquella época la red social por excelencia para los jóvenes era Tuenti, quien sea de España y masomenos de mi edad se acordará del Tuenti. Me metí en la red y necesitaba buscar a Amanda, agregarla y ver qué pasaba, pero por más y más que buscaba no encontraba nada. Utilizaba diferentes formas de escribir su nombre, la buscaba como amigos de amigos y nada. Me di por vencido. Pasaron los minutos y una solicitud de amistad llegó a mi cuenta de Tuenti, la cuenta se llamaba Luna Escarlata acepté la solicitud e inmediatamente me llegó un mensaje diciendo: ‘’Tu polla no es la más grande que he visto pero tu leche sí es la más rica que he probado.’’.
Era Amanda.

Mi polla creció al leer el mensaje.

—Jejeje gracias. Siento que me pillaras haciendo eso, pero no te imaginas como estaba…

—Me di cuenta, no parabas de mirarme el culo, te tengo que confesar que me puso cachonda sentirme tan observada y deseada. Pero si querías mi tanga usado solo tenías que habérmelo pedido. Y creo que lo justo ya que yo he visto tu polla es que tu veas algo mío.

Debajo del mensaje me llegó una imagen, la descargué y era un coño. Un coño y dos dedos húmedos abriendo los labios dejando ver el interior. Tenía su vello púbico pelirrojo.

—Me hice la foto cuando llegué a casa, estaba muy cachonda, espero que te guste. Tengo que irme pajero, ya nos veremos, un beso.

Mis huevos necesitaban descargar, pero mi madre seguía en casa por lo que preferí avisar a un amigo y dar una vuelta para desconectar y dejar de pensar en Amanda.


Llegué tarde a casa, me tiré en la cama y pensando en el coño de Amanda me masturbé, salió mucha leche, leche que era de Amanda y me prometí que la próxima quien sacará leche de mi polla sería Amanda.

Continuará...

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